En el parque..... En trote..... ......¡¡Y EN ZUNGA!!

05.02.2015 19:30

Estimados amigos zungueros, hace unos días conversando y tomándonos un café con un amigo (Juan) que resultó el ser también zunguero, comenzamos a relatarnos algunas anécdotas que habíamos vivido cada uno vistiendo de zunga. Juan, es también un asiduo de nuestra página así que le propuse si se animaba a compartirnos una experiencia suya en torno al uso del zunga, en este caso, todas sus observaciones, cavilaciones, dudas, envalentonamiento, etc., etc., etc., para darle un uso nuevo, poco común y en una época mucho menos propicia que ahora, al zunga, en este caso, en un uso deportivo, al aire libre y en un entorno público.


Están muy interesante sus reflexiones, y los pasos que fue dando hasta atreverse a "salir a la pista" , quizás a algunos de ustedes les ha pasado algo parecido..
Así es que vamos al grano, este es su relato:

 

 

"......................EL 2001 practicaba natación como actividad extraprogramatica de la universidad. Fue entonces por necesidad me decidí a comprar un zunga aunque solo lo alcance a ocupar un par de veces nada más en esa piscina.


En el Parque O’Higgins fue donde ocurrió la anécdota que les contaré. En aquel entonces frente a la elipse del parque existía un pequeño “estadio” al cual yo asistía con regularidad a hacer ejercicio ya que por una muy muy módica cuota mensual de membrecía podía yo acceder a la guardarropía, los camarines,  las duchas, el gimnasio y usar la cancha de atletismo todo el tiempo que yo quisiera.


Es en ese mismo ambiente y rutina, mirando a otros atletas entrenando es que uno comienza a aceptar el uso de la ropa deportiva y de a poco esta deja de parecerte tan “extravagante” y terminas encontrándola normal e incluso te planteas a ti mismo “¿será cómodo usarla?, ¿Mejoraría  mi rendimiento si usara aquella prenda?, ¿y porque no la uso yo entonces?.. Particularmente me llamaba la atención un señor sesentón que con ponchera y todo sin embargo siempre iba a trotar con calzas de lycra corta y una holgada y larga polera de algodón.

Entenderán que estamos hablando del año 2001 donde una calza de lycra la habría utilizado solo un deportista profesional de elite en un lugar de elite pero no en una pista atlética al lado del elipse rodeada únicamente por una maya metálica que permitía que desde cualquier angulo los cientos de transeúntes te miraran entrenando. Eso me sirvió para darme cuenta con el tiempo que cada deportista tenía su propia forma de llevar la mística del deporte, yo por ejemplo sin darme cuenta había naturalizado en mi entrenar sin polera, al principio salía a la pista en short zapatillas y camiseta y después de dar unas vueltas a la pista siempre me la quitaba, tan común era para mí quitarme la camiseta después de un rato trotando que después de unas cuantas idas al parque deje de llevar camiseta y solo llevaba en mi mochila mis zapatillas y el short además de los implementos de aseo, pero ya no mas la camiseta.


Fue entonces que entendí que lo que realmente me incomodaba de las calzas deportivas no eran las calzas en sí, (ya que me imaginaba que estas eran comodas) sino lo que me molestaba si es que yo usara esas comodisimas calzas cortas en vez de short  (hipoteticamente) entonces ya no podría seguir trotando sin polera, porque una cosa era trotar en short y sin polera y otra muy diferente era en calza de lycra corta y sin polera, eso me parecía demasiado extremo, además nunca había visto a nadie en el 2001 con esa combinación haciendo deportes.


Un domingo en el mes de Diciembre mientras yo trotaba en aquella pista uno de los atletas elongaba antes de entrar a trotar apoyando alternadamente sus piernas sobre la reja de 1.50 mt  que separaba la pista atlética del resto del parque, el vestía de polera manga corta y un short de atletismo de esos que se abren completamente a los costados haciendo evidente que para que no se le vieran los calzoncillos al abrirse los laterales él había decidido usar en vez de calzoncillos un traje de baño zunga. Luego de unos minutos él entró a la pista y trotó conmigo unos 45 minutos hasta que se fue al centro de la cancha para elongar nuevamente con el fin de finalizar su rutina.


Mientras yo seguía trotando este señor se sentó en el pasto para elongar sus piernas y para mala suerte de él, el pasto estaba recién regado así que para no teñir de verde su short decidió quitárselo y finalizar su rutina de elongación en polera manga corta, zapatillas y zunga. Me  llamó mucho la atención la seguridad con que lo hizo, no les voy a decir que el tipo “se exhibió en zunga” pero el elongó sin prisa todo el tiempo necesario y luego se retiró a las duchas tranquilamente caminando por la cancha en polera y zunga con el short en la mano.


Ya en el metro camino a casa  comenzaron a venir a mi cabeza un montón de imágenes de atletas que corrian usando zunga, como por ejemplo Cristian Bustos en el Ironman de Hawái y Pucón o a Matias Brain en el triatlón de las olimpiadas de Sídney corriendo (ambos dos) en zunga y camiseta y poco a poco la idea de practicar el trote en zunga y camiseta se me hacia menos descabellada, es decir, "Si un deportista de elite, que podía el escoger cualquier pantalón corto para trotar por horas el prefería hacerlo en un rebajado zunga y no en un pantalón corto (en aquel entonces) quizás ¡por algo lo hacía!, ¿Será que el zunga era mas cómodo para correr?, ¿Será que generaba menos calor?, ¿Será que con menos tela alcanzas mayor velocidad o puedes resistir mas horas trotando?, etc". todo eso pensaba yo, además, cuando te vas metiendo en el deporte empiezas a perder la vergüenza a las cosas, el deporte es un momento contigo mismo, eres tú  venciendo tus propias limitaciones y obstáculos, y es asi como otros factores externos como las preocupaciones, el temor y la vergüenza no existen mientras estas trotando, solo te concentras en cumplir la meta que te fijaste para la jornada, es una instancia de superación contra tus propios límites y adquieres mucha autoseguridad.


A la mañana siguiente  preparé entonces mi mochila con lo necesario para ir a trotar al parque por primera vez en "tenida de triatleta". Era un día lunes, día que el lugar estaba cerrado, sin embargo el jardinero del parque quien era el único empleado municipal que trabajaba los lunes siempre nos habría el camarín a los conocidos ya que él tenía llaves del lugar pues esos camarines eran los mismos que usaban los trabajadores para bañarse después de cumplir la jornada laboral.


Al llegar al parque el jardinero me abrió el camarín, una vez adentro en los vestidores me saque las sandalias, me puse las calcetas deportivas, me quité el short (debajo de este en vez de calzoncillos llevaba puesta mi zunga) y quedé en zunga y con la camiseta sin mangas que llevaba puesta para luego ponerme las zapatillas y....  ¡¡Estoy listo para salir a trotar como Cristian Bustos!!, me pongo a guardar entonces la ropa de civil en la mochila pero... !!SORPRESA!!!.... ¡¡¡¡NO LLEVÉ CAMISETA DE RECAMBIO!!!!,  ….así no más….., tan acostumbrado estaba ya a no echar una camiseta en la mochila pues estaba acostumbrado a trotar sin polera que no tenía en mi “disco duro” interiorizado que debía echar una camiseta extra en mi mochila para usarla de regreso y no volver a casa con la misma camiseta sucia hedionda en transpiración!!... ese fue el momento en que entré a mi minuto dubitativo, solo tenía dos opciones, o volver a vestirme y volver a casa con el rabo entre las piernas sin haber cumplido mi rutina de ejercicios o simplemente salir al parque a trotar por lo memos una hora en zunga y sin polera.

 

 En eso estaba yo dudando cuando escucho al señor que regaba darle unos golpes al porton del camarin para indicarme que yo tenía que apurarme pues el tenía que cerrar rapido pues él debía ir a regar otra área del parque (y volvería en una hora mas para finalizar su jornada laboral). Dude 3 segundos, no lo podía pensar más tiempo, porque en short y sin polera yo trotaba siempre, en zunga y con camiseta estaba dispuesto a hacerlo, de hecho ese era el plan, pero … ¿EN SUNGA Y SIN POLERA?.... Simplemente.... NICA! , ¡Demasiado extremo para mí!, no les voy a negar que la idea de trotar en zunga y sin polera me resultaba agradable y pensaba que podría ser muy muy cómodo hacerlo, pero…. Jamás había visto yo a algun tipo trotando en un parque en zunga y sin polera..... en alguna playa quizás si, pero en un parque urbano en medio de Santiago jamás….De hecho en aquel parque yo era el único osado que trotaba sin polera en el 2001 y muy pero muy rara vez vi a alguna otra persona haciendo lo mismo, era realmente una idea muy muy extrema para la epoca (y para la actualidad tambien), así que sin otra posibilidad y aunque en el fondo si tenía yo ganas de salir a trotar asi no mas "como tarzan"  a la pista, ya estando yo casi decidido a retirarme de vuelta a casa,  para suerte mía el jardinero llegó hasta a mi para apurarme y cual fue mi sorpresa al ver que el estaba trabajando (regando el pasto) en short y también sin polera, lo cual me dio la suficiente seguridad para no sentirme “el único empelota del lugar” y finalmente me decidí y me envalentoné y me quite la camiseta para salir a trotar a la pista vestido únicamente en zunga, zapatillas y sin polera.


No se los voy a negar que todo era una mezcla inicial de nerviosismo y agrado, con el paso de los minutos comencé a naturalizar la sensación y sentirlo como algo agradable.  Como día lunes en el parque había pocas personas pero sin embargo igual se veía gente transitando. Con el paso del rato ya más calmado y acostumbrado comienzo a relajar mi trote y a observar a los demás como me observaban a mí, la mayoría de la gente pasaba por el lado e intentaban mantener la mirada en frente y no voltear la cabeza para mirarme, ¡¡ ja ja ja!!.  A ratos pensaba yo que mucha gente no expresaba impresión alguna como intentando ellos parecer gente que entendía del tema, más que mal se trataba de un hombre de contextura delgada (en aquel entonces era muy delgado pues trotaba casi todos los días) trotaba además con “cierta técnica” en una pista atlética que se encontraba cerrada y donde solo se veían atletas comúnmente (a la misma Erika Olivera yo la había visto trotando en esas mismas pistas y coincidimos trotando juntos un par de veces) ya con el tiempo me sentía dueño de la situación y durante la hora exacta que troté solamente un transeúnte mostró mofa hacia el atleta en zunga en la pista (o sea yo) , se trataba de un joven que caminaba con su polola de la mano a unos 50 metros de la pista y con fuertes risas burlonas le indicaba a su polola que mirara mi “modelito de ropa deportiva”, la verdad no lo pesqué mucho y su polola se veía incomoda, no sé si por mi ropa o por la actitud infantil de su pololo…


Ya cumplida la hora llegó  el jardinero sin polera a abrir el camarín así que entramos para cambiarnos y mientras nos duchábamos conversábamos de un montón de cosas, en ningún momento él hizo mención alguna por mi particular uniforme de atletismo, ¡ja ja ja!.. creo que la única referencia que salió de su boca fue algo así como que “A mí también me gustaba disfrutar de los días soleados”, ¡ja ja ja!. Mientras él me decía eso me di cuenta de un detalle, así como mi trote en zunga tuvo directas referencias e influencias del “viejito en calza de lycra” como también del otro tipo que elongó en zunga y camiseta, fue también mi constante hábito de trotar siempre sin polera lo que finalmente ayudó al jardinero a llevar ya dos semanas trabajando sin polera en el parque en vez de usar su uniforme municipal cuando no estaban sus jefes.

 

Creo que ese punto es un tema “No menor” si lo miramos desde el punto de vista que muchas veces vemos a los competidores amateur, a los semiprofesionales, como también a los deportistas de elite utilizando su indumentaria deportiva cómoda y muchas veces pensamos que “¿Cómo lo hacen ellos para no sentir nerviosismo?”, nerviosismo de sentirse observados (y objetados), de vestir una prenda que no pasa desapercibida, que puede ser muy cómoda y agradable de vestir pero el solo hecho que muy pocos la ocupen ya implica que se llevaran las miradas de todos, algunos mirando tratando de disimular la impresión otros mirando abiertamente impactados porque alguien usa dicha prenda deportiva, sea esta una prenda muy cómoda o muy ajustada, muy desnuda o muy rebajada, o todas las cosas anteriores juntas como es el caso de la zunga. Fue entonces que entendí que el verdadero asunto se trataba simplemente de romper esa barrera imaginaria, y en la medida que algunos pocos se atrevan a cruzarla (aunque TODOS lo que crucen esa barrera estén nerviosos) el resto de las personas que observan empiezan a pensar ¿Y por qué yo no lo hago también si siempre he querido hacer eso mismo?


Una semana después de esta historia estaba yo partiendo camino al extranjero y claramente llevé mi zunga en el viaje donde lo use varias veces en la playa tanto para nadar, tomar sol o trotar al lado de la costa en un lugar donde el zunga era muy común de usar mientras tanto pensaba que a mi regreso a Chile definitivamente convertiría mi zunga y zapatillas en mi ropa de atletismo.


6 meses después volví a Chile y finalmente por diversas razones nunca pude volver a concretar un trote en zunga y sin polera por distintas razones como por ejemplo que perdí ese zunga en el viaje y postergué varias veces la comprar otro nuevo, problemas de salud que me mantuvieron fuera de las pistas por un largo-largo tiempo y finalmente que en el periodo alcaldicio de Raúl Alcaino el edil hizo desaparecer ese recinto convirtiendo el lugar en un enorme jardín.


Claramente los años van “calmando las revoluciones” de las personas, la misma vida te hace más moderado y menos intenso. El mismo zunga desapareció completamente del triatletismo profesional y hoy casi ningún triatleta en el mundo usa zunga para nadar, MENOS AUN PARA TROTAR O CORRER.
En ese momento  lo hice con total convicción, ahora en 2015 ya con varios años, kilos y experiencias encima de mí me detengo a pensar, que aunque llevo ya varios años usando zungas en ríos, playas y piscinas (y lo seguiré haciendo por lo demás) sin embargo al recordar esa experiencia en el parque me miro y me digo a mi mismo...........  ¡¡¡Tengo que haber estado bien loco y haber sido un tipo muy intenso para haber salido a trotar en pleno parque O’Higgins en zunga y sin polera!!!!"

 

 

.........Le agradecemos a Juan toda la sinceridad manifestada en su nota, en que ha vuelto a ser valiente para nosotros, a pesar de los años como dice él, en este caso, para contarnos su experiencia. En cierta medida muchos de nosotros hemos vivido esos nervios, la contradicción entre las dudas y las convicciones, entre lo que sentimos que es lo que queremos hacer y lo que sentimos nos dicta el entorno, la sociedad, y que muchas veces, sentimos que nos limita...
Nuestro amigo, zunguero militante, se la jugó y lo disfrutó a concho... creo que eso es lo que realmente importa... nunca se es viejo para dar un paso más!

 

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