Karen Doggenweiler insta a los hombres chilenos a NO usar zunga.

07.11.2024 12:00
Hace unos años atrás, un grupo de compañeras de trabajo comenzaron a habar mal de una clienta extranjera, en cosa de segundos la situación se había salido de control, el grupo de 5 mujeres cuarentonas y cincuentonas comenzaron a referirse a las extranjeras latinas con epítetos tales como: tontas, ordinarias, prostitutas, etc. todo esto de una forma escandalosa que incluía risotadas, tono bullicioso, burlas etc. frases como “¡¡si gallaaa!!”, “¡¡hay gue’ona!!” eran lo más recurrente. Pero lejos de auto percibirse ellas mismas como “desubicadas”, realmente parecían sentirse como “quinceañeras dueñas de la situación”, se sentían orgullosas de ser observadas, orgullosas de denigrar o denostar a otra persona, y esto tenía una lógica, mientras más burlesco y bullicioso era el grupo, parecía que quien se acercara a ellas no tenían otra opción que unirse al grupo y encontrarles la razón.
“Todas tenemos derecho a wekear de vez en cuando” (actuar como “mina hueca”) Me dijo una de mis compañeras cuando le encaré que lo que habían hecho había sido de completo mal gusto. 
Pero más allá de reconocer o desconocer el supuesto “derecho” de las mujeres a “wekear” de vez en cuando, no deja de ser interesante observar que cuando una mujer pasa de hacer una broma a actuar de manera toxica, efectivamente parecen creer que el estar inmersas en una masa que las apoya, supuestamente les estaría reconociendo como “derecho” a ser dañinas, como si lo correcto y lo incorrecto se definieran como un “acto de democracia” ósea, la mayoría manda.
 
Todo esto me hace sentido cuando me encontré con un video del año 2019 del programa radial      Vente Pa’ aca de Radio Candela en donde la presentadora Karen Doggenweiler le comenta a su compañero de labores Daniel Valenzuela que los chilenos no deberían usar zunga expresando al mismo tiempo que si podían usarlo los argentinos y los brasileros. Siguiendo con la ironía Doggenweiler expresa que al salir del agua los chilenos deberíamos revolcarnos en la arena para ocultar nuestros cuerpos con guata, además de sugerir la idea de instalar un cuelgatoallas para que al salir del mar cubramos inmediatamente nuestro cuerpo.
 
Finalizado el spitch anti zunga de Karen, una radioescucha envía un audio también en tono burlesco, “wekeando” como habría dicho mi compañera de trabajo, en el cual ella expresaba que, por salud visual nos pide por favor a los hombres chilenos que no usemos zunga, que solo lo hagan los brasileños, los venezolanos y los colombianos … Un discurso casi calcado al de Karen.
 
De los comentarios de Karen y de la radioescucha podemos extraer algunas conclusiones interesantes. 
-Primero que en el 2019 un grupo no menor de mujeres aun mantenía la idea que la mujer se desnuda en la playa para su propio goce, pero el hombre se debe o no se debe desnudar solamente en función de satisfacer, sexualmente hablando, la vista de las mujeres, y no para el propio goce de sí mismos.
-segundo, en el 2019 aun un grupo de mujeres chilenas consideraba que los actos discriminatorios solo debían ser combatidos si estos provenían de un hombre hacia una mujer, pero jamás de una mujer hacia un hombre, de hecho, si un hombre se hubiese referido al cuerpo, o al bikini de una mujer, como lo hizo la radioescucha y la misma Doggenweiler, en ese caso se habría censurado e incluso estaríamos hablando de violencia machista, mas que mal el concepto de bodyshaming ha sido acuñado y difundido más que nada gracias al feminismo.
 
Para finalizar no puedo obviar la posibilidad que todo el discurso de Karen halla sido solo una humorada, o simplemente generar cierta polémica ante un tema que cada verano en Chile vuelve aparecer. Sin embargo, no deja de ser interesante que cuando en Chile surge la pregunta “Por qué el chileno no usa zunga”, una de las respuestas más populares y políticamente correctas siempre fue culpar al hombre, al machismo y al patriarcado, casi como si fuese motivo de culpa reconocer que gran parte de la “cultura antizunga” en Chile ha sido educada e inculcada en una gran medida por mujeres…. … muchas de las cuales se autodefinen como feministas.
 
 
 
Hace unos años atrás, un grupo de compañeras de trabajo comenzaron a habar mal de una clienta extranjera, en cosa de segundos la situación se había salido de control, el grupo de 5 mujeres cuarentonas y cincuentonas comenzaron a referirse a las extranjeras latinas con epítetos tales como: tontas, ordinarias, prostitutas, etc. todo esto de una forma escandalosa que incluía risotadas, tono bullicioso, burlas etc. frases como “¡¡si gallaaa!!”, “¡¡hay gue’ona!!” eran lo más recurrente. Pero lejos de auto percibirse ellas mismas como “desubicadas”, realmente parecían sentirse como “quinceañeras dueñas de la situación”, se sentían orgullosas de ser observadas, orgullosas de denigrar o denostar a otra persona, y esto tenía una lógica, mientras más burlesco y bullicioso era el grupo, parecía que quien se acercara a ellas no tenían otra opción que unirse al grupo y encontrarles la razón.
“Todas tenemos derecho a wekear de vez en cuando” (actuar como “mina hueca”) Me dijo una de mis compañeras cuando le encaré que lo que habían hecho había sido de completo mal gusto. 
Pero más allá de reconocer o desconocer el supuesto “derecho” de las mujeres a “wekear” de vez en cuando, no deja de ser interesante observar que cuando una mujer pasa de hacer una broma a actuar de manera toxica, efectivamente parecen creer que el estar inmersas en una masa que las apoya, supuestamente les estaría reconociendo como “derecho” a ser dañinas, como si lo correcto y lo incorrecto se definieran como un “acto de democracia” ósea, la mayoría manda.
 
Todo esto me hace sentido cuando me encontré con un video del año 2019 del programa radial      Vente Pa’ aca de Radio Candela en donde la presentadora Karen Doggenweiler le comenta a su compañero de labores Daniel Valenzuela que los chilenos no deberían usar zunga expresando al mismo tiempo que si podían usarlo los argentinos y los brasileros. Siguiendo con la ironía Doggenweiler expresa que al salir del agua los chilenos deberíamos revolcarnos en la arena para ocultar nuestros cuerpos con guata, además de sugerir la idea de instalar un cuelgatoallas para que al salir del mar cubramos inmediatamente nuestro cuerpo.
 
Finalizado el spitch anti zunga de Karen, una radioescucha envía un audio también en tono burlesco, “wekeando” como habría dicho mi compañera de trabajo, en el cual ella expresaba que, por salud visual nos pide por favor a los hombres chilenos que no usemos zunga, que solo lo hagan los brasileños, los venezolanos y los colombianos … Un discurso casi calcado al de Karen.
 
De los comentarios de Karen y de la radioescucha podemos extraer algunas conclusiones interesantes. 
-Primero que en el 2019 un grupo no menor de mujeres aun mantenía la idea que la mujer se desnuda en la playa para su propio goce, pero el hombre se debe o no se debe desnudar solamente en función de satisfacer, sexualmente hablando, la vista de las mujeres, y no para el propio goce de sí mismos.
-segundo, en el 2019 aun un grupo de mujeres chilenas consideraba que los actos discriminatorios solo debían ser combatidos si estos provenían de un hombre hacia una mujer, pero jamás de una mujer hacia un hombre, de hecho, si un hombre se hubiese referido al cuerpo, o al bikini de una mujer, como lo hizo la radioescucha y la misma Doggenweiler, en ese caso se habría censurado e incluso estaríamos hablando de violencia machista, mas que mal el concepto de bodyshaming ha sido acuñado y difundido más que nada gracias al feminismo.
 
Para finalizar no puedo obviar la posibilidad que todo el discurso de Karen halla sido solo una humorada, o simplemente generar cierta polémica ante un tema que cada verano en Chile vuelve aparecer. Sin embargo, no deja de ser interesante que cuando en Chile surge la pregunta “Por qué el chileno no usa zunga”, una de las respuestas más populares y políticamente correctas siempre fue culpar al hombre, al machismo y al patriarcado, casi como si fuese motivo de culpa reconocer que gran parte de la “cultura antizunga” en Chile ha sido educada e inculcada en una gran medida por mujeres…. … muchas de las cuales se autodefinen como feministas.
 
 
 
 

Cuando descubrimos un documento que nos habla sobre como percibíamos la zunga hace algún tiempo atrás, entonces estamos hablando de: Arqueología Zunguera. 

 
        Hace unos años atrás, un grupo de compañeras de trabajo comenzaron a habar mal de una clienta extranjera, en cosa de segundos la situación se había salido de control, el grupo de 5 mujeres cuarentonas y cincuentonas comenzaron a referirse a las extranjeras latinas con epítetos tales como: tontas, ordinarias, prostitutas, etc. todo esto de una forma escandalosa que incluía risotadas, tono bullicioso, burlas etc. frases como “¡¡si gallaaa!!”, “¡¡hay gue’ona!!” eran lo más recurrente. Pero lejos de auto percibirse ellas mismas como “desubicadas”, realmente parecían sentirse como “quinceañeras dueñas de la situación”, se sentían orgullosas de ser observadas, orgullosas de denigrar o denostar a otra persona, y esto tenía una lógica, mientras más burlesco y bullicioso era el grupo, parecía que quien se acercara a ellas no tenían otra opción que unirse al grupo y encontrarles la razón.
 
“Todas tenemos derecho a wekear de vez en cuando” (actuar como “mina hueca”) Me dijo una de mis compañeras cuando le encaré que lo que habían hecho había sido de completo mal gusto. 
 
 
Pero más allá de reconocer o desconocer el supuesto “derecho” de las mujeres a “wekear de vez en cuando", no deja de ser interesante observar que cuando una mujer pasa de hacer una broma a actuar de manera toxica, efectivamente parecen creer que el estar inmersas en una masa que las apoya, supuestamente les estaría reconociendo como “derecho” a ser dañinas, como si lo correcto y lo incorrecto se definieran como un “acto de democracia” ósea, la mayoría manda.
 
Todo esto me hace sentido cuando me encontré con un video del año 2019 del programa radial      Vente Pa’ aca de Radio Candela en donde la presentadora Karen Doggenweiler le comenta a su compañero de labores Daniel Valenzuela que los chilenos no deberían usar zunga expresando al mismo tiempo que si podían usarlo los argentinos y los brasileros. Siguiendo con la ironía Doggenweiler expresa que al salir del agua los chilenos deberíamos revolcarnos en la arena para ocultar nuestros cuerpos con guata, además de sugerir la idea de instalar un cuelgatoallas para que al salir del mar cubramos inmediatamente nuestro cuerpo.
 
Finalizado el spitch anti zunga de Karen, una radioescucha envía un audio también en tono burlesco, “wekeando” como habría dicho mi compañera de trabajo, en el cual ella expresaba que, por salud visual nos pide por favor a los hombres chilenos que no usemos zunga, que solo lo hagan los brasileños, los venezolanos y los colombianos … Un discurso casi calcado al de Karen.

Dale play para ver el video de Karen Doggenweiler instando a los hombres chilenos a NO usar zunga.

 

 

De los comentarios de Karen y de la radioescucha podemos extraer algunas conclusiones interesantes. 
 
-Primero que en el 2019 un grupo no menor de mujeres aun mantenía la idea que la mujer se desnuda en la playa para su propio goce, pero el hombre se debe o no se debe desnudar solamente en función de satisfacer, sexualmente hablando, la vista de las mujeres, y no para el propio goce de sí mismos.
 
-segundo, en el 2019 aun un grupo de mujeres chilenas consideraba que los actos discriminatorios solo debían ser combatidos si estos provenían de un hombre hacia una mujer, pero jamás de una mujer hacia un hombre, de hecho, si un hombre se hubiese referido al cuerpo, o al bikini de una mujer, como lo hizo la radioescucha y la misma Doggenweiler, en ese caso se habría censurado e incluso estaríamos hablando de violencia machista, mas que mal el concepto de bodyshaming ha sido acuñado y difundido más que nada gracias al feminismo.
 
 
 
 
 
Para finalizar no puedo obviar la posibilidad que todo el discurso de Karen halla sido solo una humorada, o simplemente generar cierta polémica ante un tema que cada verano en Chile vuelve aparecer. Sin embargo, no deja de ser interesante que cuando en Chile surge la pregunta “Por qué el chileno no usa zunga”, una de las respuestas más populares y políticamente correctas siempre fue culpar al hombre, al machismo y al patriarcado, casi como si fuese motivo de culpa reconocer que gran parte de la “cultura antizunga” en Chile ha sido educada e inculcada en una gran medida por mujeres…. … muchas de las cuales se autodefinen como feministas.
 
 
 
 

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