Zunga como taparrabos, y representante de la vieja masculinidad

    En los tiempos actuales que corren, por un u otro motivo, la exposición del cuerpo masculino con zunga, o también en el nudismo, podría asociarse con la idea del naturalismo o también con la idea de lo salvaje. Aun cuando nos creemos una sociedad progresista hay cierta persistencia de esa vieja nomenclatura científica tan vigente a principios de siglo XX: salvajismo, barbarie y civilización. Pareciera que la Civilización requiere tapar a los cuerpos en su totalidad, y algo similar sucede con el tema del tatuaje. Y en el etnogénesis de los maoríes en Nueva Zelandia se puede visualizar algo de esto. El tatuaje como lo salvaje y algo que debe ser tapado y ocultado. Aqui referencia un paper sobre el tema tatuaje, cultura y contemporaneidad.

 

    La actualidad hay un deseo y expectativa por una nueva masculinidad, y no una vieja masculinidad (entiéndase que sería el patriarcado). Entonces, cualquier rasgo que apunte a eso (algunos lo plantean como neomachismo) sería un aspecto no deseado. Entonces, ¿Qué sucede en el caso del zunga? ¿Es un síntoma de mayor apertura o hay más resistencia ante lo ultraconservador y quienes lo ven como un auge de una masculinidad patriarcal? 

 

 

En el continente americano, específicamente en el mundo azteca, por ejemplo, el tapabarros es una prenda cotidiana, por lo cual también podría entenderse - el uso de taparrabos - como una revitalización de esa cultura. O sea, que consiste en una práctica cultural étnica del continente, más que - o de manera excluyente - un tema de género propiamente tal. 

 

   

 

 

 

 

 

 

Hay figuras clásicas que usan taparrabos, como Tarzán, el dothi usado por 

Gandhi en India o el langothi, o el maxtlatl de México. O incluso podría incluirse el fundoshi, de Japón, en un personaje del juego Tekken. También tenemos el caso más cercano de Isla de Pascua. Aunque también en la cultura musical del metal se ha hecho presente, en la portada de algunos, el taparrabos como una forma de aludir al macho tradicional, pero en nuevo formato.  

 

 

 

 

 

Entonces, si la zunga la pensamos como una extensión del uso del taparabos el destape del cuerpo masculino más bien representa un retorno, en cierta medida a una masculinidad tradicional o al revés, tendría potencial de encarnar o al menos poner en debate la noción de “nueva” masculinidad/es, en la medida que incluye también des-cubrir en qué consiste en realidad ser hombre en estos tiempos. ¿Porque se resiste la sociedad al uso de la zunga? Podría ser por distintos motivos pero que todos convergen en una suerte de conservadurismo (no mostrarse la piel) del cuerpo masculino, porque este significa por un lado el lugar de pecado y por otro expresión máxima del patriarcado. 

 

 

 

 

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En los tiempos actuales que corren, por un u otro motivo, la exposición del cuerpo masculino con zunga, o también en el nudismo, podría asociarse con la idea del naturalismo o también con la idea de lo salvaje. Aun cuando nos creemos una sociedad progresista hay cierta persistencia de esa vieja nomenclatura científica tan vigente a principios de siglo XX: salvajismo, barbarie y civilización. Pareciera que la Civilización requiere tapar a los cuerpos en su totalidad, y algo similar sucede con el tema del tatuaje. Y en el etnogénesis de los maoríes en Nueva Zelandia se puede visualizar algo de esto. El tatuaje como lo salvaje y algo que debe ser tapado y ocultado. Aqui referencia un paper sobre el tema tatuaje, cultura y contemporaneidad.

 

La actualidad hay un deseo y expectativa por una nueva masculinidad, y no una vieja masculinidad (entiéndase que sería el patriarcado). Entonces, cualquier rasgo que apunte a eso (algunos lo plantean como neomachismo) sería un aspecto no deseado. Entonces, ¿Qué sucede en el caso del zunga? ¿Es un síntoma de mayor apertura o hay más resistencia ante lo ultraconservador y quienes lo ven como un auge de una masculinidad patriarcal? 

 

En el continente americano, específicamente en el mundo azteca, por ejemplo, el tapabarros es una prenda cotidiana, por lo cual también podría entenderse - el uso de taparrabos - como una revitalización de esa cultura. O sea, que consiste en una práctica cultural étnica del continente, más que - o de manera excluyente - un tema de género propiamente tal. 

 

Hay figuras clásicas que usan taparrabos, como Tarzán, el dothi usado por Gandhi en India o el langothi, o el maxtlatl de México. O incluso podría incluirse el fundoshi, de Japón, en un personaje del juego Tekken. También tenemos el caso más cercano de Isla de Pascua. Aunque también en la cultura musical del metal se ha hecho presente, en la portada de algunos, el taparrabos como una forma de aludir al macho tradicional, pero en nuevo formato.  

Entonces, si la zunga la pensamos como una extensión del uso del taparrabos el destape del cuerpo masculino más bien representa un retorno, en cierta medida a una masculinidad tradicional o al revés, tendría potencial de encarnar o al menos poner en debate la noción de “nueva” masculinidad/es, en la medida que incluye también des-cubrir en qué consiste en realidad ser hombre en estos tiempos. ¿Porque se resiste la sociedad al uso de la zunga? Podría ser por distintos motivos pero que todos convergen en una suerte de conservadurismo (no mostrarse la piel) del cuerpo masculino, porque este significa por un lado el lugar de pecado y por otro expresión máxima del patriarcado. Zunga como taparrabos, y representante de la vieja masculinidad

 

En los tiempos actuales que corren, por un u otro motivo, la exposición del cuerpo masculino con zunga, o también en el nudismo, podría asociarse con la idea del naturalismo o también con la idea de lo salvaje. Aun cuando nos creemos una sociedad progresista hay cierta persistencia de esa vieja nomenclatura científica tan vigente a principios de siglo XX: salvajismo, barbarie y civilización. Pareciera que la Civilización requiere tapar a los cuerpos en su totalidad, y algo similar sucede con el tema del tatuaje. Y en el etnogénesis de los maoríes en Nueva Zelandia se puede visualizar algo de esto. El tatuaje como lo salvaje y algo que debe ser tapado y ocultado. Aqui referencia un paper sobre el tema tatuaje, cultura y contemporaneidad.

 

La actualidad hay un deseo y expectativa por una nueva masculinidad, y no una vieja masculinidad (entiéndase que sería el patriarcado). Entonces, cualquier rasgo que apunte a eso (algunos lo plantean como neomachismo) sería un aspecto no deseado. Entonces, ¿Qué sucede en el caso del zunga? ¿Es un síntoma de mayor apertura o hay más resistencia ante lo ultraconservador y quienes lo ven como un auge de una masculinidad patriarcal? 

 

En el continente americano, específicamente en el mundo azteca, por ejemplo, el tapabarros es una prenda cotidiana, por lo cual también podría entenderse - el uso de taparrabos - como una revitalización de esa cultura. O sea, que consiste en una práctica cultural étnica del continente, más que - o de manera excluyente - un tema de género propiamente tal. 

 

Hay figuras clásicas que usan taparrabos, como Tarzán, el dothi usado por Gandhi en India o el langothi, o el maxtlatl de México. O incluso podría incluirse el fundoshi, de Japón, en un personaje del juego Tekken. También tenemos el caso más cercano de Isla de Pascua. Aunque también en la cultura musical del metal se ha hecho presente, en la portada de algunos, el taparrabos como una forma de aludir al macho tradicional, pero en nuevo formato.  

Entonces, si la zunga la pensamos como una extensión del uso del taparrabos el destape del cuerpo masculino más bien representa un retorno, en cierta medida a una masculinidad tradicional o al revés, tendría potencial de encarnar o al menos poner en debate la noción de “nueva” masculinidad/es, en la medida que incluye también des-cubrir en qué consiste en realidad ser hombre en estos tiempos. ¿Porque se resiste la sociedad al uso de la zunga? Podría ser por distintos motivos pero que todos convergen en una suerte de conservadurismo (no mostrarse la piel) del cuerpo masculino, porque este significa por un lado el lugar de pecado y por otro expresión máxima del patriarcado.