HEY!! Ya llegó el apoderado "Medio Raro"!
Como cada uno de estos últimos años, me encuentro ante uno de los ritos consagrados del hombre heterosexual con hijos/as: Paseo de curso.
Ya por 8vo año consecutivo usualmente uso zunga en estos paseos, y he tenido un cumulo de comentarios no tan malos, pero tambien algunos comentarios han sido de la línea del clásico hombre que "se cuida”, ante este (yo) que anda en zunga.
Por los paseos de curso anteriores se establece y se asume por algunos de los apoderados, y no todos, ciertos aspectos de mi como el apoderado medio raro, con esto del zunga. Para el caso de (algunos) los varones apoderados del curso es un tema lo de la erotización del cuerpo masculino y el peligro (en potencia) de que a ellos “se la pongan” en algún momento.
Me he dado cuenta que la risa y la “talla” ordena los tránsitos y cuerpos de los varones – específicamente el mío - en el espacio del asado o convivencia. Al achicarse el espacio (sector de mesas y cocina y también el quincho) la disposición de los cuerpos se complejiza. Estando yo ya en zunga uno de los apoderados me saluda –tirando la “talla”- como alejándose del sector de su entrepierna para que no toquemos esa parte. Me rio y sigo saludando a su esposa y otra pareja que justamente llega al asado. En otro momento, estando él sentado, yo paso a buscar una cerveza y teniendo bastante espacio el mismo hace el gesto de correrse diciendo “cuidadito viene pasando”. Y en un tercer momento, previo a una foto grupal – al yo indicar que pasaba por detrás para dar espacio a otros y ponerme para la foto, él mismo apoderado de antes me indica que debo pasar por delante y no por detrás de él.
Todo ese juego, cosas que sucedieron en una fracción de segundos en total, son sin embargo indicaciones bastante claras sobre los modos en que los cuerpos masculinos deben relacionarse en el desplazamiento, en un espacio social determinado.
Es cierto que no todos tenían las mismas apreciaciones explicitas, pero ciertamente son sintomáticas de relacionarnos los varones en los espacios sociales que compartimos. El peligro de ser penetrado (sexualmente) por otro hombre es lo que está en juego, porque ese es un lugar pasivo (lo abyecto, femenino) y ante eso hay que actuar para posicionarse como el “activo” sexualmente (como si resolviera algo). En él este apoderado noté ciertas dificultades de abrazar y despedirse. Ciertamente no pretendo invadir un espacio personal íntimo, pero claramente sus gestos corporales marcaban una distinción, y quería que lo viese. Pero el exceso de preocupación por cierta parte de el por el bastidor y más allá de la ambivalencia del zungero, me llama la atención que entre personas que son ya conocidos, sin embargo seguimos comentando el tema de "las zungas" del “apoderado medio raro”.
No tuve intenciones de preguntarme sobre que pensaban ellas, y no creo que haya sido tema para ellas tampoco, sino me hice la pregunta en función de los varones porque muchas veces creo que en esto se sigue el parámetro o dicho: Critique lo que deseas. Cierto es que los varones vivimos en una paradoja que se expresa en la dificultad, hasta hoy, de usar zungas en una piscina o en un cumpleaños. Veremos si a lo largo de los años esto va ir cambiando o seguirá mas o menos igual.
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