EFECTO CHAYANNE: ¿Por qué los (Famosos) chilenos siguen "rasgando vestiduras" contra la zunga?

14.03.2023 18:00
 
   ¿QUIÉN SE ATREVE A USAR ZUNGA COMO CHAYANNE? La pregunta surgió a las 8:21Hrs de la mañana del pasado 1 de marzo en el generador de caracteres del programa “Buenos días a todos” de Televisión Nacional de Chile, mientras en cámara los animadores del espacio, Eduardo Fuentes y Felipe Vidal, analizaban el impacto en redes sociales de la foto noventera que subió una fanática del cantante portorriqueño usando una diminuta zunga noventera de color calipso. Para que puedan interiorizarse, dejo aquí el link de la nota
La foto de nuestra compatriota chilena junto a Chayanne en zunga en los años 90’s
 
 
    El diálogo entre Eduardo Fuentes y Felipe Vidal fluyó en los primeros minutos sobre el color de la zunga que utilizaba en el viral, hasta que, en la pantalla gigante del set de televisión se desplego una foto de Eduardo Fuentes usando zunga que había sido “sacada” de nuestro sitio web (https://yousozunga.webnode.es/products/eduardo-fuentes-/), en la que Eduardo rápidamente se apresuró en dejar en claro que esa era LA VEZ (supuestamente) que se atrevió a usar zunga en una playa de Brasil como una talla. 
Mientras se hablaba de “La Zunga de Chayanne” en el programa Buenos Días a Todos, Eduardo fuentes es sorprendido con una foto de el mismo en zunga extraída de nuestro sitio web donde se puede ver nuestro logo de ZUNGUERO CHILENO.
 
ZUNGUERO CHILENO:  Eduardo Fuentes en zunga de sus vacaciones en Brasil. Esta imagen (extraida de YoUsoZunga) fue proyectada en la escenografia del Buenos Dias a Todos.

 
 
    Por su parte Felipe Vidal insistía que no tenía nada de malo, y que ahora, ver zungas es más habitual en las playas, reconociendo al mismo tiempo lo que todos ya sabemos (el chileno es pudoroso). El intercambio entre los animadores transcurrió entre el recuerdo de que en otro programa (“Mañaneros” de La Red, que después fue renombrado como “Hola Chile” por su cambio de horario) Felipe había modelado una zunga tipo "Boxér de baño". 

DALE PLAY PARA VER EL VIDEO: Felipe Vidal modelando una zunga “tipo bóxer” de forma “ridiculizada” en el programa Mañaneros de La red. 

 

 

.......Y de aquí, la confesión de Eduardo, ante la pregunta: “¿Tú usas zunga, Eduardo?”. “Para dormir a veces”. “No, pero en la playa”. “No. Ni cantando. No no no”.
 
    Posteriormente se realizó un enlace con María Luisa Godoy y Simón Oliveros, donde Mari hizo notar el dejo de envidia con que tanto Eduardo como Felipe se referían a Chayanne y a su zunga. Extraordinaria es la intervención de Simón: “El hombre no es un paquete”. El resto de la intervención se dedicó al chacoteo entre los tres animadores y la podemos ver "clickeando" el recuadro de video.

Clickea en “Ver en Youtube” para ver el video de Buenos Días a Todos ya que fue inhabilitado por TVN para ser “anclado” en otros sitios web.

 

¿Pero qué encierra todo esto? Una pregunta viene a mi mente: ¿Por qué los hombres chilenos siguen rasgando vestiduras con la zunga, aún después de tantos años? ¿Por qué los hombres chilenos continúan tratando a la zunga como el calzoncillo de la vergüenza? Hay tantos factores que tomar en consideración, algunos orientados al desigual sistema neoliberal que aún nos rige y todos los derivados habidos y por haber, y otros orientados a la crianza de cada hombre en particular, la relación con su cuerpo y su entorno, su educación y sus trancas. Ya con el análisis de lo que ocurrió en el otrora “Matinal de Chile” hace algunos días, me gustaría darle una explicación a lo que tanto analizamos en Yo Uso Zunga, extrapolando estos temas y otros que probablemente puedan surgir en el camino.

 

 

 

-Masculinidades vs. Sistema neoliberal.
 
Hemos analizado en varias oportunidades cómo el hombre chileno pasó de las zungas a las bermudas en un proceso influenciado por el imperialismo norteamericano y la fuerte presión de un retail que se ha beneficiado en los últimos años de los vaivenes de la economía mundial. Coincidencia o no, ese proceso que ha erradicado las zungas de los roperos de muchos hombres coincide fuertemente con el neoliberalismo que hasta hoy nos sigue gobernando, con una democratización de la economía realizada a costa de las grandes desigualdades en la repartición de los ingresos, haciendo que las clases menos favorecidas económicamente deban endeudarse para poder vivir con una dignidad que no les alcanza para pagar en la mayoría de los casos por completo, haciendo que el espiral del capitalismo salvaje sea cada vez más difícil de sobrellevar, y también de cancelar, debido a la gran cantidad de privilegios involucrados. 
 
    ¿Pero qué tiene que ver el sistema neoliberal con las zungas? ¿O más bien con las masculinidades? Si hay algo que tiene el sistema neoliberal, es que hace más evidentes las costumbres del chileno promedio a la hora de analizar su comportamiento. 
 
    En el plebiscito del 4 de septiembre, la opción Rechazo se impuso con el 62% de los votos, lo que indicó el triunfo de una mayoría silenciosa no militante, que solo se abandera para proteger sus propios intereses, sin importar que sus bienes no sean siquiera suyos; una mayoría silenciosa tan arraigada en sus costumbres y sus hábitos, que salir de ellos ya parece una locura. 
 
    Piensen en un hombre cualquiera, un hombre de clase trabajadora, de esfuerzo, que a pesar de vivir con dignidad y poder alimentar bien a su familia, es despojado de lo que realmente es: para el sistema, un trabajador como este hombre es tratado como un cliente, para que olvide la clase a la que realmente pertenece, en una ilusión que solo la “democratización de la economía” hace posible. Piensen en lo que la clase obrera se viene tragando desde hace años: Medios de comunicación que distraen, a corto plazo, con la “comedia” de las ocho o el noticiero central auspiciado por las grandes corporaciones de este país, en todos los canales de televisión – sin excepción; y a largo plazo, con eventos vistos casi por costumbre como el Festival de Viña, los partidos de la Roja y la Teletón, que otrora eran un espectáculo obligado, pero que ya comienzan a rayar en lo ridículos que llegan a ser con el tiempo; y que le tienen un amor especial a feriados como el Año Nuevo, las Fiestas Patrias o cualquiera que salga de la nada; y que además, le tienen miedo al compromiso político, a aunarse a una buena causa por una buena razón más allá de lo que te pueda pasar a ti, a tener conciencia propia, de ti mismo y de tu entorno. .
 
    Porque en ese cambio de rutinas a la que el sistema te puede exponer en el momento más inesperado, una zunga es un tema que a lo mejor tú normalmente no hablarías, ni tendrías una opinión. Pero cuando hablan de una diminuta zunga noventera calipso usada por Chayanne, hace veintisiete años, pones tus valores más puritanos al servicio de tu mente sucia, para que un tema que antes no te afectaba, ahora sea parte de tu cotidiano. Tus prejuicios son los que hablan por ti, odiando algo que sale completamente de tu orden y estructura capitalista, que vive para trabajar en vez de darse el tiempo de leer un libro en vez de ver las noticias corporativistas al servicio de la oligarquía, que es la que tiene el poder y acapara el que puede ser tu medio de producción, y que se niega a ceder terrenos para poder entregarle más salud, más educación, más bienestar social, más soluciones habitacionales, más seguridad para sus vidas y sus entornos, más derechos laborales, más justicia para que haya más paz – porque soy un convencido que sin justicia no hay paz – a personas como tú, esclavizadas por el consumo, el exitismo y el consiguiente arribismo, que en vez de pensar solo sabe pelear con tu vecino por quién tiene el auto más caro o mejor equipado. Son esas capas de realidad lo que nos hace ver lo que realmente somos y cuando nos damos cuenta el impacto que hay en un hecho que podría ser tan insignificante y sin sentido, como una zunga usada por un cantante portorriqueño, ídolo de una generación que creció con su música y de señoras que quedaron prendadas de sus encantos masculinos, puede afectar la moral de las personas y sacar a relucir opiniones sustentadas en la ridícula moralina de una sociedad formada al calor de un período oscuro en nuestra historia. 
 
 
 
-¿Será que los zungueros le tememos al Chisme?
 
    Para explorar más la relación con las masculinidades, me puse a googlear, casi como hueveo: “Los hombres son más chismosos que las mujeres”. Me puse a leer un par de artículos de tabloide, uno con un titular de corte más sexista, y otro un poco más objetivo, que en el fondo eran en esencia, en métricas y en palabras utilizadas, eran prácticamente el mismo artículo. Se trata de un estudio realizado por One Poll que reveló que de un universo de 5000 personas, los hombres dedicaban más tiempo al chisme que las mujeres (76 contra 52 minutos al día). Con respecto a los temas, si bien se repetía en ambos géneros temas como las noticias y el sexo, en los hombres se hablaba más de las borracheras con los amigos, compañeras de curso, de U o de trabajo, la compañera más sexy de la pega, y otros temas más de pega como el jefe, el sueldo o los ascensos; mientras que las mujeres se inclinan más por hablar de otras mujeres, problemas de pareja, la vida amorosa de otras personas, que si alguien subió de peso, las series y novelas, las películas, los novios y maridos de otras mujeres, la suegra y los famosos.  
 
    ¡Si!, la zunga de Chayanne se convirtió por algunos días en “el chisme” que más que hablar del puertorriqueño, nos llevó a hablar mas de nosotros mismos, los chilenos, y como nos relacionamos con un elemento tan simple y pequeño como lo fue “la zunga noventera de Chayanne” un objeto que estuvo de moda tanto en la América tropical como en Europa, pero no en Chile. Porque, aunque más de algún chileno quiso sucumbir al uso de tan pequeña y confortable prenda, finalmente, como bueno chilenos, sabíamos que nuestra sobrevivencia en zunga en las playas chilenas de los 90’s dependía únicamente de una sola cosa: sobrevivir al pelambre.
 
 
 
-Cerrando esta nota con broche de oro.
 
 
Ya antes de finalizar esta nota, mezclada con farándula y zungueros “pidiendo disculpas” y dando excusas sobre su afición a nadar en pequeños calzoncillos de baño. No podía no mencionar el caso del señor Mauricio Israel, un señor panelista de programas políticos, noticiosos, deportivos y hoy por hoy también de farándula.
 
Sin ir más lejos, todo ocurrió en el programa “Sígueme y te sigo” de TV+ el día 2 de marzo, cuando los panelistas comenzaron a analizar la misma foto viral de Chayanne que se analizó en el Buenos días a todos de TVN el día anterior. El presentador Francisco Kaminski dice que dentro del panel hay otra persona que usa zunga. En esto, el aludido, Mauricio Israel, se apresuró a solicitar que no muestren su foto en zunga (que se puede encontrar aquí), porque le trae malos recuerdos, a pesar de los ánimos de las panelistas femeninas. Esa foto, que es la misma que ustedes pueden apreciar en esta página, fue tomada por un paparazzi en Tel Aviv, Israel, mientras se encontraba prófugo por deudas impagas. 
El colmo de la sinverguenzura! … Mauricio Israel en zunga!! :: YO USO  ZUNGA!!..
CLICK EN LA IMAGEN PARA VER LA NOTA: Imagen del titular de LUN cuando Mauricio Israel fue paparazeado en zunga cuando se había escapado de Chile para evadir sus deudas.
 
 
Luego de tanta negativa, Israel se excusa diciendo que él usa zunga siempre en playas y piscinas, pero no en Chile porque, supuestamente, “EL PAÍS NO ESTÁ PREPARADO”.
Muchas veces hemos conversado de las trancas. Falta siempre tiempo para profundizar sobre lo afectados que los hombres chilenos son, dentro de sus convencionalismos y prejuicios, al momento de ver una zunga en la televisión, una película o en las redes sociales, pensar en usar una zunga o ver a alguien más usando una zunga en una piscina o en una playa. La mente de cada hombre chileno es un mundo. Un mundo bastante limitado dentro de todos los límites impuestos por la crianza individual de cada hombre, por la penetración del sistema neoliberal en su entorno y sus costumbres, por  el machismo imperante que aún sobrevive y porque en el fondo, el chileno, es un hombre incapaz de tener iniciativa, que es complaciente a morir con quienes tienen más poder, sometido a sus costumbres y que es incapaz de hacer algo interesante que lo haga resaltar. En otras palabras, tiene la mala costumbre de ser alguien más del montón. Y aún sabiendo que la zunga es algo que los distinguiría al usarla, prefieren excusarse diciendo que no es para ellos, o que el país no está preparado, como lo dijo Mauricio Israel. Pero algo de razón tiene el susodicho: Chile no está preparado para asumir la zunga como una realidad mayoritaria como lo fue décadas pasadas, antes que el capitalismo salvaje se impusiera en todos los aspectos de nuestras vidas. Por las mismas limitaciones mentales del hombre chileno, el que no está uniformado es un rebelde, un desviado, o incluso un comunista. ¿POR QUÉ LOS HOMBRES CHILENOS (INCLUIDOS LOS FAMOSOS)  SIGUEN RASGANDO VESTIDURAS CONTRA LA ZUNGA?
 
¿QUIÉN SE ATREVE A USAR ZUNGA COMO CHAYANNE? La pregunta surgió a las 8:21 de la mañana del pasado 1 de marzo en el generador de caracteres del programa “Buenos días a todos” de Televisión Nacional de Chile, mientras en cámara los animadores del espacio, Eduardo Fuentes y Felipe Vidal, analizaban el impacto en redes sociales de la foto noventera que subió una fanática del cantante portorriqueño usando una diminuta zunga noventera de color calipso. Para que puedan interiorizarse, dejo aquí el link de la nota: https://yousozunga.webnode.es/news/la-zunga-noventera-de-chayanne-y-la-memoria-que-por-pudor-decidimos-perder/
El diálogo entre Eduardo Fuentes y Felipe Vidal fluyó en los primeros minutos sobre el color de la zunga que utilizaba en el viral, hasta que, en la pantalla gigante del set de televisión se desplego una foto de Eduardo Fuentes usando zunga que había sido “sacada” de nuestro sitio web (https://yousozunga.webnode.es/products/eduardo-fuentes-/), en la que Eduardo rápidamente se apresuró en dejar en claro que esa era LA VEZ (supuestamente) que se atrevió a usar zunga en una playa de Brasil como una talla. 
Por su parte Felipe Vidal insistía que no tenía nada de malo, y que ahora, ver zungas es más habitual en las playas, reconociendo al mismo tiempo lo que todos ya sabemos (el chileno es pudoroso). El intercambio entre los animadores transcurrió entre el recuerdo de que en otro programa (“Mañaneros” de La Red, que después fue renombrado como “Hola Chile” por su cambio de horario) Felipe había modelado ropa interior. Y de aquí, la confesión de Eduardo, ante la pregunta: “¿Tú usas zunga, Eduardo?”. “Para dormir a veces”. “No, pero en la playa”. “No. Ni cantando. No no no”.
Posteriormente se realizó un enlace con María Luisa Godoy y Simón Oliveros, donde Mari hizo notar el dejo de envidia con que tanto Eduardo como Felipe se referían a Chayanne y a su zunga. Extraordinaria es la intervención de Simón: “El hombre no es un paquete”. El resto de la intervención que podemos encontrar aquí (https://www.youtube.com/watch?v=58qSVNPrgcA) se dedicó al chacoteo entre los tres animadores.   
¿Pero qué encierra todo esto? Una pregunta viene a mi mente: ¿Por qué los hombres chilenos siguen rasgando vestiduras con la zunga, aún después de tantos años? ¿Por qué los hombres chilenos continúan tratando a la zunga como el calzoncillo de la vergüenza? Hay tantos factores que tomar en consideración, algunos orientados al desigual sistema neoliberal que aún nos rige y todos los derivados habidos y por haber, y otros orientados a la crianza de cada hombre en particular, la relación con su cuerpo y su entorno, su educación y sus trancas. Ya con el análisis de lo que ocurrió en el otrora “Matinal de Chile” hace algunos días, me gustaría darle una explicación a lo que tanto analizamos en Yo Uso Zunga, extrapolando estos temas y otros que probablemente puedan surgir en el camino.
 
Masculinidades vs. Sistema neoliberal
Hemos analizado en varias oportunidades cómo el hombre chileno pasó de las zungas a las bermudas en un proceso influenciado por el imperialismo norteamericano y la fuerte presión de un retail que se ha beneficiado en los últimos años de los vaivenes de la economía mundial. Coincidencia o no, ese proceso que ha erradicado las zungas de los roperos de muchos hombres coincide fuertemente con el neoliberalismo que hasta hoy nos sigue gobernando, con una democratización de la economía realizada a costa de las grandes desigualdades en la repartición de los ingresos, haciendo que las clases menos favorecidas económicamente deban endeudarse para poder vivir con una dignidad que no les alcanza para pagar en la mayoría de los casos por completo, haciendo que el espiral del capitalismo salvaje sea cada vez más difícil de sobrellevar, y también de cancelar, debido a la gran cantidad de privilegios involucrados. 
¿Pero qué tiene que ver el sistema neoliberal con las zungas? ¿O más bien con las masculinidades? Si hay algo que tiene el sistema neoliberal, es que hace más evidentes las costumbres del chileno promedio a la hora de analizar su comportamiento. En el plebiscito del 4 de septiembre, la opción Rechazo se impuso con el 62% de los votos, lo que indicó el triunfo de una mayoría silenciosa no militante, que solo se abandera para proteger sus propios intereses, sin importar que sus bienes no sean siquiera suyos; una mayoría silenciosa tan arraigada en sus costumbres y sus hábitos, que salir de ellos ya parece una locura. Piensen en un hombre cualquiera, un hombre de clase trabajadora, de esfuerzo, que a pesar de vivir con dignidad y poder alimentar bien a su familia, es despojado de lo que realmente es: para el sistema, un trabajador como este hombre es tratado como un cliente, para que olvide la clase a la que realmente pertenece, en una ilusión que solo la “democratización de la economía” hace posible. Piensen en lo que la clase obrera se viene tragando desde hace años: Medios de comunicación que distraen, a corto plazo, con la “comedia” de las ocho o el noticiero central auspiciado por las grandes corporaciones de este país, en todos los canales de televisión – sin excepción; y a largo plazo, con eventos vistos casi por costumbre como el Festival de Viña, los partidos de la Roja y la Teletón, que otrora eran un espectáculo obligado, pero que ya comienzan a rayar en lo ridículos que llegan a ser con el tiempo; y que le tienen un amor especial a feriados como el Año Nuevo, las Fiestas Patrias o cualquiera que salga de la nada; y que además, le tienen miedo al compromiso político, a aunarse a una buena causa por una buena razón más allá de lo que te pueda pasar a ti, a tener conciencia propia, de ti mismo y de tu entorno. . Porque en ese cambio de rutinas a la que el sistema te puede exponer en el momento más inesperado, una zunga es un tema que a lo mejor tú normalmente no hablarías, ni tendrías una opinión. Pero cuando hablan de una diminuta zunga noventera calipso usada por Chayanne, hace veintisiete años, pones tus valores más puritanos al servicio de tu mente sucia, para que un tema que antes no te afectaba, ahora sea parte de tu cotidiano. Tus prejuicios son los que hablan por ti, odiando algo que sale completamente de tu orden y estructura capitalista, que vive para trabajar en vez de darse el tiempo de leer un libro en vez de ver las noticias corporativistas al servicio de la oligarquía, que es la que tiene el poder y acapara el que puede ser tu medio de producción, y que se niega a ceder terrenos para poder entregarle más salud, más educación, más bienestar social, más soluciones habitacionales, más seguridad para sus vidas y sus entornos, más derechos laborales, más justicia para que haya más paz – porque soy un convencido que sin justicia no hay paz – a personas como tú, esclavizadas por el consumo, el exitismo y el consiguiente arribismo, que en vez de pensar solo sabe pelear con tu vecino por quién tiene el auto más caro o mejor equipado. Son esas capas de realidad lo que nos hace ver lo que realmente somos y cuando nos damos cuenta el impacto que hay en un hecho que podría ser tan insignificante y sin sentido, como una zunga usada por un cantante portorriqueño, ídolo de una generación que creció con su música y de señoras que quedaron prendadas de sus encantos masculinos, puede afectar la moral de las personas y sacar a relucir opiniones sustentadas en la ridícula moralina de una sociedad formada al calor de un período oscuro en nuestra historia. 
Para explorar más la relación con las masculinidades, me puse a googlear, casi como hueveo: “Los hombres son más chismosos que las mujeres”. Me puse a leer un par de artículos de tabloide, uno con un titular de corte más sexista, y otro un poco más objetivo, que en el fondo eran en esencia, en métricas y en palabras utilizadas, eran prácticamente el mismo artículo. Se trata de un estudio realizado por One Poll que reveló que de un universo de 5000 personas, los hombres dedicaban más tiempo al chisme que las mujeres (76 contra 52 minutos al día). Con respecto a los temas, si bien se repetía en ambos géneros temas como las noticias y el sexo, en los hombres se hablaba más de las borracheras con los amigos, compañeras de curso, de U o de trabajo, la compañera más sexy de la pega, y otros temas más de pega como el jefe, el sueldo o los ascensos; mientras que las mujeres se inclinan más por hablar de otras mujeres, problemas de pareja, la vida amorosa de otras personas, que si alguien subió de peso, las series y novelas, las películas, los novios y maridos de otras mujeres, la suegra y los famosos.  
 
¡Si!, la zunga de Chayanne se convirtió por algunos días en “el chisme” que más que hablar del puertorriqueño, nos llevó a hablar mas de nosotros mismos, los chilenos, y como nos relacionamos con un elemento tan simple y pequeño como lo fue “la zunga noventera de Chayanne” un objeto que estuvo de moda tanto en la América tropical como en Europa, pero no en Chile. Porque, aunque más de algún chileno quiso sucumbir al uso de tan pequeña y confortable prenda, finalmente, como bueno chilenos, sabíamos que nuestra sobrevivencia en zunga en las playas chilenas de los 90’s dependía únicamente de una sola cosa: sobrevivir al pelambre.
 
Ya antes de finalizar esta nota, mezclada con farándula y zungueros “pidiendo disculpas” y dando excusas sobre su afición a nadar en pequeños calzoncillos de baño. No podía no mencionar el caso del señor Mauricio Israel, un señor panelista de programas políticos, noticiosos, deportivos y hoy por hoy también de farándula.
Sin ir más lejos, todo ocurrió en el programa “Sígueme y te sigo” de TV+ el día 2 de marzo, cuando los panelistas comenzaron a analizar la misma foto viral de Chayanne que se analizó en el Buenos días a todos de TVN el día anterior. El presentador Francisco Kaminski dice que dentro del panel hay otra persona que usa zunga. En esto, el aludido, Mauricio Israel, se apresuró a solicitar que no muestren su foto en zunga (que se puede encontrar aquí: https://yousozunga.webnode.es/products/mauricio-israel-periodista-y-ex-presentador-de-television-/) , porque le trae malos recuerdos, a pesar de los ánimos de las panelistas femeninas. Esa foto, que es la misma que ustedes pueden apreciar en esta página, fue tomada por un paparazzi en Tel Aviv, Israel, mientras se encontraba prófugo de la justicia por deudas). Luego de tanta negativa, Israel se excusa diciendo que él usa zunga siempre en playas y piscinas, pero no en Chile porque, supuestamente, “EL PAÍS NO ESTÁ PREPARADO”.
Si tomamos esa frase de Mauricio Israel, y la juntamos con las palabras de Eduardo Fuentes, tenemos la máxima de todo hombre chileno ante la disyuntiva de la zunga. Porque a pesar de que Mauricio la usa en playas y piscinas del extranjero, y Eduardo reconoce usar calzoncillos zunga para dormir, siempre está el miedo, la humorada, la uniformidad a la que nos ha malacostumbrado el sistema neoliberal que nos impone una moda capitalista que oprime la individualidad y el machismo que ha estado presente desde que Chile es Chile, y que a pesar de todos los esfuerzos para educar en la igualdad, aún sigue siendo potente en los modales, maneras y conducta del hombre chileno. Porque Mauricio, Eduardo y quién sabe cuántos hombres más, piden perdón, se excusan, se esconden bajo humoradas. ¿Qué trancas esconde el chileno con su cuerpo y genitalidad para disfrutar en privado y excusarse en público? 
Muchas veces hemos conversado de las trancas. Falta siempre tiempo para profundizar sobre lo afectados que los hombres chilenos son, dentro de sus convencionalismos y prejuicios, al momento de ver una zunga en la televisión, una película o en las redes sociales, pensar en usar una zunga o ver a alguien más usando una zunga en una piscina o en una playa. La mente de cada hombre chileno es un mundo. Un mundo bastante limitado dentro de todos los límites impuestos por la crianza individual de cada hombre, por la penetración del sistema neoliberal en su entorno y sus costumbres, por  el machismo imperante que aún sobrevive y porque en el fondo, el chileno, es un hombre incapaz de tener iniciativa, que es complaciente a morir con quienes tienen más poder, sometido a sus costumbres y que es incapaz de hacer algo interesante que lo haga resaltar. En otras palabras, tiene la mala costumbre de ser alguien más del montón. Y aún sabiendo que la zunga es algo que los distinguiría al usarla, prefieren excusarse diciendo que no es para ellos, o que el país no está preparado, como lo dijo Mauricio Israel. Pero algo de razón tiene el susodicho: Chile no está preparado para asumir la zunga como una realidad mayoritaria como lo fue décadas pasadas, antes que el capitalismo salvaje se impusiera en todos los aspectos de nuestras vidas. Por las mismas limitaciones mentales del hombre chileno, el que no está uniformado es un rebelde, un desviado, o incluso un comunista. ¿POR QUÉ LOS HOMBRES CHILENOS (INCLUIDOS LOS FAMOSOS)  SIGUEN RASGANDO VESTIDURAS CONTRA LA ZUNGA?
 
¿QUIÉN SE ATREVE A USAR ZUNGA COMO CHAYANNE? La pregunta surgió a las 8:21 de la mañana del pasado 1 de marzo en el generador de caracteres del programa “Buenos días a todos” de Televisión Nacional de Chile, mientras en cámara los animadores del espacio, Eduardo Fuentes y Felipe Vidal, analizaban el impacto en redes sociales de la foto noventera que subió una fanática del cantante portorriqueño usando una diminuta zunga noventera de color calipso. Para que puedan interiorizarse, dejo aquí el link de la nota: https://yousozunga.webnode.es/news/la-zunga-noventera-de-chayanne-y-la-memoria-que-por-pudor-decidimos-perder/
El diálogo entre Eduardo Fuentes y Felipe Vidal fluyó en los primeros minutos sobre el color de la zunga que utilizaba en el viral, hasta que, en la pantalla gigante del set de televisión se desplego una foto de Eduardo Fuentes usando zunga que había sido “sacada” de nuestro sitio web (https://yousozunga.webnode.es/products/eduardo-fuentes-/), en la que Eduardo rápidamente se apresuró en dejar en claro que esa era LA VEZ (supuestamente) que se atrevió a usar zunga en una playa de Brasil como una talla. 
Por su parte Felipe Vidal insistía que no tenía nada de malo, y que ahora, ver zungas es más habitual en las playas, reconociendo al mismo tiempo lo que todos ya sabemos (el chileno es pudoroso). El intercambio entre los animadores transcurrió entre el recuerdo de que en otro programa (“Mañaneros” de La Red, que después fue renombrado como “Hola Chile” por su cambio de horario) Felipe había modelado ropa interior. Y de aquí, la confesión de Eduardo, ante la pregunta: “¿Tú usas zunga, Eduardo?”. “Para dormir a veces”. “No, pero en la playa”. “No. Ni cantando. No no no”.
Posteriormente se realizó un enlace con María Luisa Godoy y Simón Oliveros, donde Mari hizo notar el dejo de envidia con que tanto Eduardo como Felipe se referían a Chayanne y a su zunga. Extraordinaria es la intervención de Simón: “El hombre no es un paquete”. El resto de la intervención que podemos encontrar aquí (https://www.youtube.com/watch?v=58qSVNPrgcA) se dedicó al chacoteo entre los tres animadores.   
¿Pero qué encierra todo esto? Una pregunta viene a mi mente: ¿Por qué los hombres chilenos siguen rasgando vestiduras con la zunga, aún después de tantos años? ¿Por qué los hombres chilenos continúan tratando a la zunga como el calzoncillo de la vergüenza? Hay tantos factores que tomar en consideración, algunos orientados al desigual sistema neoliberal que aún nos rige y todos los derivados habidos y por haber, y otros orientados a la crianza de cada hombre en particular, la relación con su cuerpo y su entorno, su educación y sus trancas. Ya con el análisis de lo que ocurrió en el otrora “Matinal de Chile” hace algunos días, me gustaría darle una explicación a lo que tanto analizamos en Yo Uso Zunga, extrapolando estos temas y otros que probablemente puedan surgir en el camino.
 
Masculinidades vs. Sistema neoliberal
Hemos analizado en varias oportunidades cómo el hombre chileno pasó de las zungas a las bermudas en un proceso influenciado por el imperialismo norteamericano y la fuerte presión de un retail que se ha beneficiado en los últimos años de los vaivenes de la economía mundial. Coincidencia o no, ese proceso que ha erradicado las zungas de los roperos de muchos hombres coincide fuertemente con el neoliberalismo que hasta hoy nos sigue gobernando, con una democratización de la economía realizada a costa de las grandes desigualdades en la repartición de los ingresos, haciendo que las clases menos favorecidas económicamente deban endeudarse para poder vivir con una dignidad que no les alcanza para pagar en la mayoría de los casos por completo, haciendo que el espiral del capitalismo salvaje sea cada vez más difícil de sobrellevar, y también de cancelar, debido a la gran cantidad de privilegios involucrados. 
¿Pero qué tiene que ver el sistema neoliberal con las zungas? ¿O más bien con las masculinidades? Si hay algo que tiene el sistema neoliberal, es que hace más evidentes las costumbres del chileno promedio a la hora de analizar su comportamiento. En el plebiscito del 4 de septiembre, la opción Rechazo se impuso con el 62% de los votos, lo que indicó el triunfo de una mayoría silenciosa no militante, que solo se abandera para proteger sus propios intereses, sin importar que sus bienes no sean siquiera suyos; una mayoría silenciosa tan arraigada en sus costumbres y sus hábitos, que salir de ellos ya parece una locura. Piensen en un hombre cualquiera, un hombre de clase trabajadora, de esfuerzo, que a pesar de vivir con dignidad y poder alimentar bien a su familia, es despojado de lo que realmente es: para el sistema, un trabajador como este hombre es tratado como un cliente, para que olvide la clase a la que realmente pertenece, en una ilusión que solo la “democratización de la economía” hace posible. Piensen en lo que la clase obrera se viene tragando desde hace años: Medios de comunicación que distraen, a corto plazo, con la “comedia” de las ocho o el noticiero central auspiciado por las grandes corporaciones de este país, en todos los canales de televisión – sin excepción; y a largo plazo, con eventos vistos casi por costumbre como el Festival de Viña, los partidos de la Roja y la Teletón, que otrora eran un espectáculo obligado, pero que ya comienzan a rayar en lo ridículos que llegan a ser con el tiempo; y que le tienen un amor especial a feriados como el Año Nuevo, las Fiestas Patrias o cualquiera que salga de la nada; y que además, le tienen miedo al compromiso político, a aunarse a una buena causa por una buena razón más allá de lo que te pueda pasar a ti, a tener conciencia propia, de ti mismo y de tu entorno. . Porque en ese cambio de rutinas a la que el sistema te puede exponer en el momento más inesperado, una zunga es un tema que a lo mejor tú normalmente no hablarías, ni tendrías una opinión. Pero cuando hablan de una diminuta zunga noventera calipso usada por Chayanne, hace veintisiete años, pones tus valores más puritanos al servicio de tu mente sucia, para que un tema que antes no te afectaba, ahora sea parte de tu cotidiano. Tus prejuicios son los que hablan por ti, odiando algo que sale completamente de tu orden y estructura capitalista, que vive para trabajar en vez de darse el tiempo de leer un libro en vez de ver las noticias corporativistas al servicio de la oligarquía, que es la que tiene el poder y acapara el que puede ser tu medio de producción, y que se niega a ceder terrenos para poder entregarle más salud, más educación, más bienestar social, más soluciones habitacionales, más seguridad para sus vidas y sus entornos, más derechos laborales, más justicia para que haya más paz – porque soy un convencido que sin justicia no hay paz – a personas como tú, esclavizadas por el consumo, el exitismo y el consiguiente arribismo, que en vez de pensar solo sabe pelear con tu vecino por quién tiene el auto más caro o mejor equipado. Son esas capas de realidad lo que nos hace ver lo que realmente somos y cuando nos damos cuenta el impacto que hay en un hecho que podría ser tan insignificante y sin sentido, como una zunga usada por un cantante portorriqueño, ídolo de una generación que creció con su música y de señoras que quedaron prendadas de sus encantos masculinos, puede afectar la moral de las personas y sacar a relucir opiniones sustentadas en la ridícula moralina de una sociedad formada al calor de un período oscuro en nuestra historia. 
Para explorar más la relación con las masculinidades, me puse a googlear, casi como hueveo: “Los hombres son más chismosos que las mujeres”. Me puse a leer un par de artículos de tabloide, uno con un titular de corte más sexista, y otro un poco más objetivo, que en el fondo eran en esencia, en métricas y en palabras utilizadas, eran prácticamente el mismo artículo. Se trata de un estudio realizado por One Poll que reveló que de un universo de 5000 personas, los hombres dedicaban más tiempo al chisme que las mujeres (76 contra 52 minutos al día). Con respecto a los temas, si bien se repetía en ambos géneros temas como las noticias y el sexo, en los hombres se hablaba más de las borracheras con los amigos, compañeras de curso, de U o de trabajo, la compañera más sexy de la pega, y otros temas más de pega como el jefe, el sueldo o los ascensos; mientras que las mujeres se inclinan más por hablar de otras mujeres, problemas de pareja, la vida amorosa de otras personas, que si alguien subió de peso, las series y novelas, las películas, los novios y maridos de otras mujeres, la suegra y los famosos.  
 
¡Si!, la zunga de Chayanne se convirtió por algunos días en “el chisme” que más que hablar del puertorriqueño, nos llevó a hablar mas de nosotros mismos, los chilenos, y como nos relacionamos con un elemento tan simple y pequeño como lo fue “la zunga noventera de Chayanne” un objeto que estuvo de moda tanto en la América tropical como en Europa, pero no en Chile. Porque, aunque más de algún chileno quiso sucumbir al uso de tan pequeña y confortable prenda, finalmente, como bueno chilenos, sabíamos que nuestra sobrevivencia en zunga en las playas chilenas de los 90’s dependía únicamente de una sola cosa: sobrevivir al pelambre.
 

Dale Play al video para ver la nota de Chayanne en zunga en “Sígueme y te Sigo” junto con las declaraciones de Mauricio Israel y su afición zunguera.

 

 Si tomamos esa frase de Mauricio Israel, y la juntamos con las palabras de Eduardo Fuentes, tenemos la máxima de todo hombre chileno ante la disyuntiva de la zunga. Porque a pesar de que Mauricio la usa en playas y piscinas del extranjero, y Eduardo reconoce usar calzoncillos zunga para dormir, siempre está el miedo, la humorada, la uniformidad a la que nos ha malacostumbrado el sistema neoliberal que nos impone una moda capitalista que oprime la individualidad y el machismo que ha estado presente desde que Chile es Chile, y que a pesar de todos los esfuerzos para educar en la igualdad, aún sigue siendo potente en los modales, maneras y conducta del hombre chileno. Porque Mauricio, Eduardo y quién sabe cuántos hombres más, piden perdón, se excusan, se esconden bajo humoradas. ¿Qué trancas esconde el chileno con su cuerpo y genitalidad para disfrutar en privado y excusarse en público? 
 
 
 

…Dudas?, sugerencias?, consultas?, aportes? ....Contáctate con nosotros al e-mail     yousozunga@gmail.com
Ya antes de finalizar esta nota, mezclada con farándula y zungueros “pidiendo disculpas” y dando excusas sobre su afición a nadar en pequeños calzoncillos de baño. No podía no mencionar el caso del señor Mauricio Israel, un señor panelista de programas políticos, noticiosos, deportivos y hoy por hoy también de farándula.
Sin ir más lejos, todo ocurrió en el programa “Sígueme y te sigo” de TV+ el día 2 de marzo, cuando los panelistas comenzaron a analizar la misma foto viral de Chayanne que se analizó en el Buenos días a todos de TVN el día anterior. El presentador Francisco Kaminski dice que dentro del panel hay otra persona que usa zunga. En esto, el aludido, Mauricio Israel, se apresuró a solicitar que no muestren su foto en zunga (que se puede encontrar aquí: https://yousozunga.webnode.es/products/mauricio-israel-periodista-y-ex-presentador-de-television-/) , porque le trae malos recuerdos, a pesar de los ánimos de las panelistas femeninas. Esa foto, que es la misma que ustedes pueden apreciar en esta página, fue tomada por un paparazzi en Tel Aviv, Israel, mientras se encontraba prófugo de la justicia por deudas). Luego de tanta negativa, Israel se excusa diciendo que él usa zunga siempre en playas y piscinas, pero no en Chile porque, supuestamente, “EL PAÍS NO ESTÁ PREPARADO”.
Si tomamos esa frase de Mauricio Israel, y la juntamos con las palabras de Eduardo Fuentes, tenemos la máxima de todo hombre chileno ante la disyuntiva de la zunga. Porque a pesar de que Mauricio la usa en playas y piscinas del extranjero, y Eduardo reconoce usar calzoncillos zunga para dormir, siempre está el miedo, la humorada, la uniformidad a la que nos ha malacostumbrado el sistema neoliberal que nos impone una moda capitalista que oprime la individualidad y el machismo que ha estado presente desde que Chile es Chile, y que a pesar de todos los esfuerzos para educar en la igualdad, aún sigue siendo potente en los modales, maneras y conducta del hombre chileno. Porque Mauricio, Eduardo y quién sabe cuántos hombres más, piden perdón, se excusan, se esconden bajo humoradas. ¿Qué trancas esconde el chileno con su cuerpo y genitalidad para disfrutar en privado y excusarse en público? 
Muchas veces hemos conversado de las trancas. Falta siempre tiempo para profundizar sobre lo afectados que los hombres chilenos son, dentro de sus convencionalismos y prejuicios, al momento de ver una zunga en la televisión, una película o en las redes sociales, pensar en usar una zunga o ver a alguien más usando una zunga en una piscina o en una playa. La mente de cada hombre chileno es un mundo. Un mundo bastante limitado dentro de todos los límites impuestos por la crianza individual de cada hombre, por la penetración del sistema neoliberal en su entorno y sus costumbres, por  el machismo imperante que aún sobrevive y porque en el fondo, el chileno, es un hombre incapaz de tener iniciativa, que es complaciente a morir con quienes tienen más poder, sometido a sus costumbres y que es incapaz de hacer algo interesante que lo haga resaltar. En otras palabras, tiene la mala costumbre de ser alguien más del montón. Y aún sabiendo que la zunga es algo que los distinguiría al usarla, prefieren excusarse diciendo que no es para ellos, o que el país no está preparado, como lo dijo Mauricio Israel. Pero algo de razón tiene el susodicho: Chile no está preparado para asumir la zunga como una realidad mayoritaria como lo fue décadas pasadas, antes que el capitalismo salvaje se impusiera en todos los aspectos de nuestras vidas. Por las mismas limitaciones mentales del hombre chileno, el que no está uniformado es un rebelde, un desviado, o incluso un comunista.