VERANO ZUNGUERO EN CASA: ¡Que no pare el disfrute!

23.03.2021 00:24
        Este verano, como lo predije, sería raro. Nuestro primer verano enfrentándonos a una fuerte pandemia. 
Mis mayores miedos se hicieron realidad. La piscina que frecuentaba no abriría sus puertas por la pandemia. Si había que ir al río, había que ir con sumo cuidado. Y ni soñar con ir a la playa. Ese terreno estaba vedado, a menos que tuviéramos amigos con autos y planeáramos ir, a como diera lugar, saltándonos los controles y las fiscalizaciones habidas y por haber, porque para tomar un bus….. ¡olvídenlo!. Atrás quedaron las escapadas constantes al río o a la piscina. Atrás quedaron los viajes a la playa, a Villarrica, Pucón o Lican Ray. Atrás quedaron las tardes zungueras en la playa de Mehuín. Pero en este verano que es mi temporada fuerte, había algo que no quedaría atrás: Mi gen zunguero.
 
Estás en verano. Tienes varias zungas que lucir y pocas posibilidades de salir normalmente (o nulas si tu comuna está en Fase-1). ¿Qué se podía hacer? Fácil. Limitarse a las circunstancias y hacer algo más casero, ajustándonos a los espacios y objetos disponibles.
Así comienza esta nota: Verano solo en casa, me despojo de los pantalones para estar todo el día en calzoncillos. ¡¡¡El sueño del pibe!!!.
 
 
     Así que para este verano, en momentos donde quedo de guardián de la casa, mi máximo placer es broncearme en zunga en el patio, mirando la tarde pasar mientras el sol quema mi piel cubierta con el calzoncillo de baño que define las formas masculinas naturales de mi cuerpo. ¿Y qué mejor que en tus propios dominios? Cuando estoy solo, me apropio de los espacios de una forma más abierta, procediendo de forma más relajada en actividades que normalmente no hago cuando hay mucha gente. 
ZUNGUERO CHILENO: Yo en diferentes días tomando sol en diferentes zungas durante mi “viudez de verano” durante la pandemia.
 
 
    Pero qué placentero es beber un café por la mañana en camisa o polera y con una zunga, recibiendo los primeros rayos matinales. Es delicioso beber por la tarde una rica cerveza o un whisky on the rocks, empoderado, diciendo “soy hombre, y me encanta serlo”. A falta de movilidad turística, este verano tan diferente decidí entregarme al hedonismo. Es que el verano tiene un componente especial, que hace que entregarse a los pequeños y a los grandes placeres sea tan sencillo y tan lleno de calor y energía.
ZUNGUERO CHILENO: Yo tomando un cafecito cómodamente en camisa y zunga durante la mañana en el patio de mi casa. 
ZUNGUERO CHILENO: Yo tomando un cafecito y fumándome un puchito en camisa y zunga otra mañana en el patio de mi casa. 
 
 
    Este verano estrené tres modelos nuevos, que se han convertido en mis favoritos: durante la primavera adquirí por Aliexpress dos modelos, en forma no consecutiva. El primero que me llegó fue un modelo azul, de tela muy suave y con motivos florales tropicales en colores muy vivos. Me enamoré de esa prenda apenas vista, y debo decir que me gusta el roce con mi piel y el cómo se vé mi paquete. Después, adquirí otra zunga blanca que se agrega a mi colección, ya que el color blanco es mi favorito. Y antes de año nuevo, compré mi primer Arroyman: una zunga amarilla, que era un color soñado para mí, y cuya intención principal era, aparte de ser parte de mi colección de calzoncillos de baño, que ésta fuera mi cábala de año nuevo. Y qué buena cábala, porque el primer día del año fue un día de mucho calor, y pude estrenarla mientras me asoleaba en el patio. Inmediatamente estos tres modelos se convirtieron en mis favoritos porque tenían una vibra de las zungas noventeras como las que soñaba usar cuando era niño.
ZUNGUERO CHILENO: Yo y mis tres nuevas zungas que me acompañan durante estos días de pandemia en casa.
 
 
    Pero no todo fue en casa, porque un fin de semana que fui al campo, aproveché también de gozar tardes en el sol, bronceándome en un ambiente más amplio y abierto, con mayor libertad. Incluso llegando a repozar en la hamaca y dormir una rica siesta después de varias horas al sol, con mi zunga amarilla Arroyman. 
ZUNGUERO CHILENO: En la casa del campo andaba en short y sin polera para disfrutar del sol….. Y si!!! También después me quite el short y disfrute del día solamente vestido en zunga.
ZUNGUERO CHILENO: Disfrutando un hedonista momento de relax semidesnudo al sol en zunga y sin polera sobre la hamaca.
 
 
    Y cuando no estaba en el fundo, salir a caminar por el campo sin polera era algo liberador, a pesar de los caminos de tierra. Me sentí como llevando a un ambiente tan puro de campo algunos vicios de ciudad, pero disfrutar así del sol y del campo no tiene precio. Es tan liberador, pese a no tener un gran cuerpo.
Momento liberador, caminar sin polera al sol. Definitivamente no hay hombre que no le guste andar así… pero somos pocos los que nos atrevemos a andar sin polera.
 
 
 
    Las altas temperaturas y el encierro también me han dado el impulso para apostar por costumbres y prendas más livianas. Una mañana decidí hacerme un café por la mañana, y me levanté en sutién. Las veces que uso sutién son muy pocas, pero esta fue una experiencia demasiado excitante. Tan excitante como la de hacer freeballing. Me he atrevido a explorar, y eso ha sido gracias a la pandemia.
Solo en casa preparándome un café en sutien. ¿Y Por qué no?, si se trata solamente de un calzoncillo, es muy cómodo y además estoy solo en casa….
 
 
.......¿Y mis vecinos? 
........Pues mis vecinos son gente que me acepta sin reservas. Incluso mi vecino del frente parecía envidiar mi arrojo y mi figura, cuando aparecía para broncearme en el jardín en zunga. 
    Por otra parte, mis vecinos de al lado incluso me invitaron a capear el calor en su piscina, pasando una tarde muy entretenida y llena de risas.
ZUNGUERO CHILENO: Yo invitado a “zunguear” en la casa de mi vecino mientras que el usa bermudas. 
Ni él ni su señora ni sus hijos tienen prejuicio alguno por mi afición zungera.
 
 
 
    Este verano me hizo falta la playa y la piscina, como a todo el mundo. Pero por lo menos despido el verano tranquilo pensando que van a estar ahí cuando la pandemia esté ya controlada en todas partes y podamos salir más libremente, sin pensar en poner en riesgos nuestras vidas. Pero por lo menos no me quedé sin usar zunga, porque para mí, un verano no es verano sin zunga, y mucho menos teniendo que guardar cuarentena. 
 
 
 

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que hayas vivido?

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Ojalá que el verano 2022 sea mucho más libre que este. Pero no importan las condiciones. Siempre voy a tener mis zungas conmigo. VERANO ZUNGUERO EN CASA
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Estás en verano. Tienes varias zungas que lucir y pocas posibilidades de salir normalmente (o nulas si tu comuna está en fase 1). ¿Qué se podía hacer? Fácil. Limitarse a las circunstancias y hacer algo más casero, ajustándonos a los espacios y objetos disponibles. Así que para este verano, en momentos donde quedo de guardián de la casa, mi máximo placer es broncearme en zunga en el patio, mirando la tarde pasar mientras el sol quema mi piel cubierta con el calzoncillo de baño que define las formas masculinas naturales de mi cuerpo. ¿Y qué mejor que en tus propios dominios? Cuando estoy solo, me apropio de los espacios de una forma más abierta, procediendo de forma más relajada en actividades que normalmente no hago cuando hay mucha gente. Pero qué placentero es beber un café por la mañana en camisa o polera y con una zunga, recibiendo los primeros rayos matinales. Es delicioso beber por la tarde una rica cerveza o un whisky on the rocks, empoderado, diciendo “soy hombre, y me encanta serlo”. A falta de movilidad turística, este verano tan diferente decidí entregarme al hedonismo. Es que el verano tiene un componente especial, que hace que entregarse a los pequeños y a los grandes placeres sea tan sencillo y tan lleno de calor y energía.
Este verano estrené tres modelos nuevos, que se han convertido en mis favoritos: durante la primavera adquirí por Aliexpress dos modelos, en forma no consecutiva. El primero que me llegó fue un modelo azul, de tela muy suave y con motivos florales tropicales en colores muy vivos. Me enamoré de esa prenda apenas vista, y debo decir que me gusta el roce con mi piel y el cómo se vé mi paquete. Después, adquirí otra zunga blanca que se agrega a mi colección, ya que el color blanco es mi favorito. Y antes de año nuevo, compré mi primer Arroyman: una zunga amarilla, que era un color soñado para mí, y cuya intención principal era, aparte de ser parte de mi colección de calzoncillos de baño, que ésta fuera mi cábala de año nuevo. Y qué buena cábala, porque el primer día del año fue un día de mucho calor, y pude estrenarla mientras me asoleaba en el patio. Inmediatamente estos tres modelos se convirtieron en mis favoritos porque tenían una vibra de las zungas noventeras como las que soñaba usar cuando era niño.
Pero no todo fue en casa, porque un fin de semana que fui al campo, aproveché también de gozar tardes en el sol, bronceándome en un ambiente más amplio y abierto, con mayor libertad. Incluso llegando a retozar en la hamaca y dormir una rica siesta después de varias horas al sol, con mi zunga amarilla Arroyman. Y cuando no estaba en el fundo, salir a caminar por el campo sin polera era algo liberador, a pesar de los caminos de tierra. Me sentí como llevando a un ambiente tan puro de campo algunos vicios de ciudad, pero disfrutar así del sol y del campo no tiene precio. Es tan liberador, pese a no tener un gran cuerpo.
Las altas temperaturas y el encierro también me han dado el impulso para apostar por costumbres y prendas más livianas. Una mañana decidí hacerme un café por la mañana, y me levanté en sutién. Las veces que uso sutién son muy pocas, pero esta fue una experiencia demasiado excitante. Tan excitante como la de hacer freeballing. Me he atrevido a explorar, y eso ha sido gracias a la pandemia.
¿Y mis vecinos? Son gente que me acepta sin reservas. Incluso mi vecino del frente parecía envidiar mi arrojo y mi figura, cuando aparecía para broncearme en el jardín. Incluso mis vecinos de al lado me invitaron a capear el calor en su piscina, pasando una tarde muy entretenida y llena de risas. 
Este verano me hizo falta la playa y la piscina, como a todo el mundo. Pero por lo menos despido el verano tranquilo pensando que van a estar ahí cuando la pandemia esté ya controlada en todas partes y podamos salir más libremente, sin pensar en poner en riesgos nuestras vidas. Pero por lo menos no me quedé sin usar zunga, porque para mí, un verano no es verano sin zunga, y mucho menos teniendo que guardar cuarentena. 
Ojalá que el verano 2022 sea mucho más libre que este. Pero no importan las condiciones. Siempre voy a tener mis zungas conmigo. VERANO ZUNGUERO EN CASA
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Este verano, como lo predije, sería raro. Nuestro primer verano enfrentándonos a una fuerte pandemia. Mis mayores miedos se hicieron realidad. La piscina que frecuentaba no abriría sus puertas por la pandemia. Si había que ir al río, había que ir con sumo cuidado. Y ni soñar con ir a la playa. Ese terreno estaba vedado, a menos que tuviéramos amigos con autos y planeáramos ir, a como diera lugar, saltándonos los controles y las fiscalizaciones habidas y por haber, porque para tomar un bus….. ¡olvídenlo!. Atrás quedaron las escapadas constantes al río o a la piscina. Atrás quedaron los viajes a la playa, a Villarrica, Pucón o Lican Ray. Atrás quedaron las tardes zungueras en la playa de Mehuín. Pero en este verano que es mi temporada fuerte, había algo que no quedaría atrás: Mi gen zunguero.
Estás en verano. Tienes varias zungas que lucir y pocas posibilidades de salir normalmente (o nulas si tu comuna está en fase 1). ¿Qué se podía hacer? Fácil. Limitarse a las circunstancias y hacer algo más casero, ajustándonos a los espacios y objetos disponibles. Así que para este verano, en momentos donde quedo de guardián de la casa, mi máximo placer es broncearme en zunga en el patio, mirando la tarde pasar mientras el sol quema mi piel cubierta con el calzoncillo de baño que define las formas masculinas naturales de mi cuerpo. ¿Y qué mejor que en tus propios dominios? Cuando estoy solo, me apropio de los espacios de una forma más abierta, procediendo de forma más relajada en actividades que normalmente no hago cuando hay mucha gente. Pero qué placentero es beber un café por la mañana en camisa o polera y con una zunga, recibiendo los primeros rayos matinales. Es delicioso beber por la tarde una rica cerveza o un whisky on the rocks, empoderado, diciendo “soy hombre, y me encanta serlo”. A falta de movilidad turística, este verano tan diferente decidí entregarme al hedonismo. Es que el verano tiene un componente especial, que hace que entregarse a los pequeños y a los grandes placeres sea tan sencillo y tan lleno de calor y energía.
Este verano estrené tres modelos nuevos, que se han convertido en mis favoritos: durante la primavera adquirí por Aliexpress dos modelos, en forma no consecutiva. El primero que me llegó fue un modelo azul, de tela muy suave y con motivos florales tropicales en colores muy vivos. Me enamoré de esa prenda apenas vista, y debo decir que me gusta el roce con mi piel y el cómo se vé mi paquete. Después, adquirí otra zunga blanca que se agrega a mi colección, ya que el color blanco es mi favorito. Y antes de año nuevo, compré mi primer Arroyman: una zunga amarilla, que era un color soñado para mí, y cuya intención principal era, aparte de ser parte de mi colección de calzoncillos de baño, que ésta fuera mi cábala de año nuevo. Y qué buena cábala, porque el primer día del año fue un día de mucho calor, y pude estrenarla mientras me asoleaba en el patio. Inmediatamente estos tres modelos se convirtieron en mis favoritos porque tenían una vibra de las zungas noventeras como las que soñaba usar cuando era niño.
Pero no todo fue en casa, porque un fin de semana que fui al campo, aproveché también de gozar tardes en el sol, bronceándome en un ambiente más amplio y abierto, con mayor libertad. Incluso llegando a retozar en la hamaca y dormir una rica siesta después de varias horas al sol, con mi zunga amarilla Arroyman. Y cuando no estaba en el fundo, salir a caminar por el campo sin polera era algo liberador, a pesar de los caminos de tierra. Me sentí como llevando a un ambiente tan puro de campo algunos vicios de ciudad, pero disfrutar así del sol y del campo no tiene precio. Es tan liberador, pese a no tener un gran cuerpo.
Las altas temperaturas y el encierro también me han dado el impulso para apostar por costumbres y prendas más livianas. Una mañana decidí hacerme un café por la mañana, y me levanté en sutién. Las veces que uso sutién son muy pocas, pero esta fue una experiencia demasiado excitante. Tan excitante como la de hacer freeballing. Me he atrevido a explorar, y eso ha sido gracias a la pandemia.
¿Y mis vecinos? Son gente que me acepta sin reservas. Incluso mi vecino del frente parecía envidiar mi arrojo y mi figura, cuando aparecía para broncearme en el jardín. Incluso mis vecinos de al lado me invitaron a capear el calor en su piscina, pasando una tarde muy entretenida y llena de risas. 
Este verano me hizo falta la playa y la piscina, como a todo el mundo. Pero por lo menos despido el verano tranquilo pensando que van a estar ahí cuando la pandemia esté ya controlada en todas partes y podamos salir más libremente, sin pensar en poner en riesgos nuestras vidas. Pero por lo menos no me quedé sin usar zunga, porque para mí, un verano no es verano sin zunga, y mucho menos teniendo que guardar cuarentena. 
Ojalá que el verano 2022 sea mucho más libre que este. Pero no importan las condiciones. Siempre voy a tener mis zungas conmigo.